EL
DIVÁN DEL PUMA
DESASTRES
Y FENÓMENOS NATURALES EN EL PERÚ
Teniendo en consideración
los últimos acontecimientos que vienen dándose en nuestro país, y que involucra
a las regiones de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Ancash, Lima, Ica,
Arequipa, Cajamarca, Huánuco y Huancavelica, a los que sumamos localidades de
la selva peruana en la que San Martín y Loreto se ven también afectados por la
furia de la naturaleza con cuantiosas pérdidas, se nos hace necesario considero
empezar conceptualizando ¿que entendemos
por desastres naturales?, a lo que respondemos que son pérdidas materiales
y vidas humanas ocasionadas por fenómenos naturales en todas sus formas y
variantes, también la contaminación ambiental, entre otros eventos naturales
todos estos impredecibles muchas veces, sin dejar de mencionar que algunos de ellos
son generados justamente por actividades humanas que alteran el medio ambiente,
como la explotación errónea e irracional de los recursos naturales, por
mencionar una de estas causas.
Hay que agregar que los efectos de un desastre pueden
amplificarse debido a una mala planificación en la ubicación de diversos
asentamientos humanos, sumada a la falta
de medidas de seguridad, también de planes de emergencia y sistemas de alerta y
que pueden desencadenar otros eventos que reducirán la posibilidad de
sobrevivir debido a carencias en la planificación y en las medidas de seguridad.
¿QUÉ
ES CULTURA DE PREVENCIÓN?
Decidimos abordar este tema
pues la verdad ya estamos cansados de escuchar siempre más de lo mismo, la PREVENCIÓN palabra creo haberla
escuchado por primera vez tras el evento que costó 70 mil vidas humanas (50 mil
muertos y 20 mil desaparecidos) del Terremoto de Ancash de 1970, tan
catastrófico en pérdidas humanas en nuestro país que incluso dio lugar al
nacimiento en 1972 del Instituto Nacional de Defensa Civil justamente para
prevenir entre la población una respuesta inmediata y positiva ante la
presencia de eventos naturales destructivos.
De ello hace ya 47 años de
aquel terremoto y nosotros seguimos preguntándonos ¿que hemos avanzado hasta el
momento en CULTURA DE PREVENCIÓN?
pues hasta donde conocemos los eventos y fenómenos naturales con resultados
nada favorables en nuestro país han seguido produciéndose en los últimos años con
las consabidas perdidas tanto humanas como materiales.
Cuando hablamos de una CULTURA
DE LA PREVENCIÓN, nos referimos en crear conciencia, adoptar nuevas
conductas y una actitud responsable y de respeto por la protección de las
vidas, el entorno, por las futuras generaciones; cultura de la prevención
implica, una actitud colectiva donde cada ser humano, como ciudadano común y/o
como parte de los sistemas estructurales que componen la sociedad, sea capaz de
cambiar situaciones amenazantes.
Así pues podemos decir que CULTURA PREVENTIVA es el conjunto de
actitudes y creencias positivas, compartidas por toda comunidad responsable en
emprender ACCIONES DE PREVENCIÓN,
independientemente de que exista o no un desastre inminente.
La CULTURA DE LA PREVENCIÓN se basa en el compromiso y la
participación activa de la población, pero no de aquella que se burla de la
leyes, INVADIENDO ZONAS DE RIESGOS,
HACIENDO SUS VIVIENDAS EN LAS FRANJAS MARGINALES DE LOS RÍOS, NO RESPETANDO LOS
CAUCES NATURALES DE RÍOS QUE AUN ESTANDO SECOS ELLOS RECLAMAN SU CAUCE NATURAL
EN ALGÚN MOMENTO, la responsabilidad compartida de algunas autoridades que
sabiendo que están en zonas no aptas para desarrollo urbano permiten que se
asienten en las mismas, en conclusión desde nuestro modesto punto de vista
existe una responsabilidad compartida de algunas malas autoridades y de
aquellos ciudadanos que creen actuar dentro del marco de la ley sin embargo la
vulneran de manera repetitiva, vale la pena preguntarse entonces ¿qué es lo que
están haciendo sobre el particular todos los organismos creados para la
prevención de eventos naturales muchos de ellos destructivos, a los que se les
asignan presupuestos y partidas económicas?
Consideramos que existen
diferentes mecanismos para abordar el tema de la PREVENCIÓN y cada uno de ellos puede resultar útil de algún modo, por
ejemplo una condición de éxito, necesaria pero no suficiente, es la PARTICIPACIÓN DE TODOS, pero esta
participación tiene que ir acompañada del compromiso visible de convertirnos en
agentes implicados hacia esa CULTURA DE
LA PREVENCIÓN, es decir que debemos integrarnos en el día a día de la
actividad social, cultural, escolar y también laboral, que quede como un
compromiso a asumir de convertirla en un auténtico ESTILO Y FORMA DE VIDA y no como una imposición, eso depende
exclusivamente de nosotros.
Por cierto, no se trata de
buscar de parte nuestra convertirnos de la noche a la mañana en “opinilogos” menos aun aprovecharnos de
la coyuntura que vive el país, pero la
verdad es que molesta estar de manera repetitiva asistiendo como espectadores
de lujo todos los años a eventos similares en los meses de siempre a lo que
debemos sumar pérdidas materiales y humanas sin que se haga nada al respecto
desde el lugar que nos corresponde.
Para terminar, consideramos
que la etapa formativa es óptima para forjar una CULTURA DE PREVENCIÓN la que moldee personas éticas, preparadas,
conscientes, responsables, exigentes y participativas, pensamos que se debe
encaminar esfuerzos al fortalecimiento de la incorporación de conceptos,
actitudes y valores en la actividad educativa del país desde el nivel inicial
hasta el profesional, o desde el lugar donde nos encontremos, en conclusión MAS VALE PREVENIR QUE LAMENTAR. (Puma)